La decisión que cambia para siempre la relación entre la NBA y la NCAA

Juan Estevez

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Cualquier seguidor de la NBA alguna vez se habrá cruzado con debates o comentarios en tono de broma sobre a qué universidades podrían haber asistido estrellas de la liga que nunca pasaron por la NCAA, como Luka Doncic, Nikola Jokic, Giannis Antetokounmpo o LeBron James. Hasta hace días, estas eran meras fantasías, producto de lo irreal que sonaba imaginar a un jugador con experiencia NBA en el baloncesto universitario.

Sin embargo, una decisión concreta ha sacudido esa lógica, desatando una verdadera revolución en la relación entre las dos grandes competencias del básquet estadounidense.

La NCAA ha decidido otorgarle elegibilidad universitaria a James Nnaji, quien se sumará a los Baylor Bears en esta temporada. Nnaji tiene vasta experiencia en el baloncesto FIBA, incluyendo tres temporadas de ACB y Euroliga con el Barça.

Sin embargo, lo realmente novedoso de su llegada a la NCAA no pasa por su pasado profesional, algo que la liga universitaria habilitó un par de años atrás, sino por su relación con la NBA: Nnaji fue seleccionado con el pick 31° del Draft 2023 y hoy sus derechos le pertenecen a los New York Knicks.

Incluso, ha jugado dos veces la Summer League: en 2024 con los Hornets y en 2025 con los mencionados Knicks.

La habilitación de un jugador ya drafteado es una noticia importante en sí misma... Pero más relevante es la puerta que abre a futuro: todo indica que la NCAA permitirá que jugadores que ya hayan jugado en partidos NBA (no es el caso de Nnaji) puedan sumarse al ámbito colegial.

De hecho, ya hay novedades al respecto. Kenneth Lofton, interior que pasó por Memphis, Utah y Philadelphia entre 2022 y 2024 anunció que regresaría a su alma mater, Louisiana Tech. Mientras que todavía más sorpresivo es lo de Trentyn Flowers, quien hoy pertenece a los Chicago Bulls y, de acuerdo a diferentes reportes, también tendría decidido dar el salto a la NCAA de inmediato.

En otras palabras, imaginar a Doncic, LeBron, Giannis, Jokic o cualquier otro gran nombre en el baloncesto universitario ya no es, técnica y legalmente, una fantasía. Y si bien estas estrellas nunca dejarían su lugar en la NBA, para otros protagonistas de menor jerarquía, como los mencionados, sí tiene sentido económico sumarse a una NCAA que, desde la implementación del NIL, le ofrece contratos multimillonarios a sus mejores jugadores.

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