No hay nada más difícil en los deportes que batear una pelota de béisbol. Nada. No dejes que nadie intente convencerte de lo contrario.
El objetivo, resumido de manera curiosa, es intentar golpear una pelota redonda con un bate redondo, de manera perfecta.
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Y eso sin mencionar los tiempos de reacción que se requieren a nivel de Grandes Ligas: menos de medio segundo para decidir si se va a batear, dónde batear y luego ejecutar el swing.
El hecho de que alguien logre conectar alguna de esos lanzamientos de alta velocidad y con tanto movimiento en la MLB ya es un verdadero milagro por sí mismo.
Los jugadores de Grandes Ligas tienen toda una vida de swings que los ha preparado para hacer contacto en momentos clave, a pesar de lo improbable que es lograrlo.
Aaron Judge es uno de esos jugadores, con una vida dedicada no solo al béisbol, sino también al fútbol americano y al básquet, todo lo cual lo preparó para convertirse en uno de los mejores bateadores diestros de la historia y en una leyenda viva de los New York Yankees.
Y el martes por la noche, con la temporada de los Yankees al borde del abismo, Judge conectó el mejor swing de toda su carrera. Podría haber sido el mejor swing en la historia del béisbol.
Su compañero, Paul Goldschmidt, le dijo a Ken Rosenthal que fue “el mejor swing que he visto en mi vida”.
Aaron James Judge 🫡#AllRise pic.twitter.com/AoIxdi3z8i
— New York Yankees (@Yankees) October 8, 2025
Había dos hombres en base, los Yankees perdían por tres carreras, y Judge recibió un rectazo de 99,7 millas por hora que estaba varias pelotas dentro del plato, un lanzamiento que habría sido bola.
En uno de los momentos más impresionantemente instintivos que verás en un diamante, el de largos brazos Judge metió las manos dentro de la pelota. Batear un lanzamiento por dentro es realmente difícil, porque la trayectoria normal del swing, diseñada para golpear la pelota sobre el centro del plato, debe comprimirse, con el mango del bate acercado al cuerpo del bateador para llevar el barril al lugar correcto.
De algún modo, Judge logró colocar el barril sobre ese lanzamiento prácticamente de 100 MPH. Y luego viene la parte más complicada: es casi imposible girar sobre un lanzamiento tan interno y mantener la pelota dentro del campo.
El movimiento natural del brazo para muchos bateadores ante un lanzamiento tan dentro genera un follow through torcido que provoca un “hook”, llevando la pelota fuera del juego, foul.
Para mantenerla dentro del campo, el barril del bate debe extenderse hacia adelante al momento del contacto, no hacia los lados. Y considerando la velocidad y lo profundo que Judge tuvo que meter sus manos, eso también es casi imposible.
Pero en medio de todo eso imposible, Judge hizo posible lo imposible. Llegó a la pelota. Encontró su barril. Giró sobre ella, la mantuvo dentro del campo, y luego la vio elevarse por el oscuro cielo del Bronx y chocar con estruendo en lo alto del poste foul del jardín izquierdo.
Ha habido otros swings magníficos en la historia del béisbol. Pero es difícil argumentar que alguno, jamás, haya sido mejor que este de Judge.
*Artículo original de Billy Heyen, traducido por Facundo Echarren
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