Antes de convertirse en una máquina ofensiva casi imparable, James Harden era un joven que buscaba su lugar en la NBA. Aunque empezó a destacar como el sexto hombre más peligroso del Oklahoma City Thunder, no fue hasta el cierre patronal de 2011 cuando encontró la confianza necesaria para brillar al máximo.
Con la liga paralizada, los jugadores buscaron formas alternativas de mantenerse en forma. Mientras muchos entrenaban con preparadores personales, Harden jugó todos los partidos posibles en su ciudad natal de Los Ángeles, incluyendo la prestigiosa Drew League, la liga pro-am más importante del estado.
Ese verano ya habían pasado por ahí superestrellas como LeBron James y Kevin Durant, deslumbrando con su talento. Pero un día, en el modesto gimnasio de Washington Park, en Watts, apareció una figura de 1.98 metros que cambiaría todo: Kobe Bryant.
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Sin concesiones en la cancha
El comisionado de la Drew League, Dino Smiley, recordó que recibió una llamada del agente de Kobe para organizar su participación. Decidió armar un juego de estrellas que lo enfrentara a un equipo con Harden y DeMar DeRozan. Antes del salto inicial, Smiley transmitió el único requisito de Kobe: jugar duro, sin partidos "de compromiso."
"Dije: 'Kobe viene, pero no quiere un juego suave. Quiere a alguien que vaya contra él, ¿quién se apunta?' Harden levantó la mano y dijo: 'Yo me encargo de él.' Ahí empezó todo," relató Smiley.
La declaración de Harden encendió el partido. Aunque era un cinco contra cinco, se convirtió en un duelo personal entre La Barba y La Mamba Negra, ninguno cediendo un centímetro. Con el marcador empatado 137-137 y 20.5 segundos en el reloj, Kobe definió el encuentro con un difícil tiro de media distancia sobre la bocina. Terminó con 45 puntos, mientras Harden sumó 44.
Kobe Bryant makes an appearance at the Drew League, drops 45 on James Harden, hits the game winner and dips. (2011) pic.twitter.com/muDnYuyjDp
— ThrowbackHoops (@ThrowbackHoops) June 21, 2019
Un punto de inflexión
A pesar de la derrota, Harden salió con la certeza de que podía competir contra cualquiera. "Fue uno de los puntos de inflexión de mi carrera a esa edad. Estar en ese juego lo fue todo para mí. Me dio confianza y elevó mi juego," confesó.
Kobe coincidió: "Había algo en sus ojos... se notaba que estaba listo," dijo sobre Harden.
El impacto fue inmediato. Tras el cierre patronal, Harden ganó el premio al Sexto Hombre del Año y ayudó a que Oklahoma City llegara a las Finales de la NBA, donde cayeron ante LeBron y el Miami Heat. La temporada siguiente llegó a Houston Rockets, donde se transformó en uno de los máximos anotadores y generadores de juego de la liga.
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