Cómo Michael Jordan ayudó a salvar la carrera de Steve Kerr sin querer

Eduardo Solano

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En 1993, Steve Kerr estaba al borde de quedarse fuera de la NBA en su sexta temporada como profesional. Acababa de firmar un contrato no garantizado con los Chicago Bulls y estaba ilusionado por jugar junto a Michael Jordan. Sin embargo, poco después llegó una noticia que lo dejó decepcionado: Jordan abandonaba el baloncesto para dedicarse al béisbol. Lo que Kerr no imaginaba era que esa decisión terminaría cambiando su destino para siempre.

"En cierto modo, me benefició que Michael se fuera porque se abrió mucho tiempo de juego. Fue malo para los Bulls y sus aficionados, pero bueno para mí," contó Kerr en el podcast Glue Guys. Con la salida de Jordan, el base encontró espacio para mostrar su juego y consolidarse como parte de una plantilla campeona.

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El salto estadístico que marcó la diferencia

En su primera temporada con Chicago, Kerr disputó los 82 partidos y promedió 8.6 puntos y 2.6 asistencias por encuentro, muy por encima de los 2.6 puntos y 1,3 asistencias que promedió en 47 partidos con el Orlando Magic en la temporada 1992-1993.

El cambio más notorio estuvo en sus minutos: pasó de jugar 9.4 por partido a 24.8, lo que le permitió tener un impacto real. Además, su adaptación se vio impulsada por estar rodeado de campeones como Phil Jackson, Scottie Pippen, Horace Grant y Bill Cartwright, quienes lo guiaron para convertirse en un jugador ganador dentro de un equipo contendiente.

Kerr no solo fue importante durante la ausencia de Jordan, sino que también desempeñó un papel clave cuando el número 23 regresó y los Bulls retomaron su dominio en la liga. "Es mucho más fácil desarrollar un rol en un gran equipo con grandes jugadores que en uno promedio donde todos están confundidos sobre quién es la figura," explicó Kerr.

El respeto de Jordan y el tiro que definió su carrera

Durante sus cinco años en Chicago, Kerr dejó una huella imborrable, siendo su momento cumbre el triple decisivo en el Juego 6 de las Finales de 1997, que aseguró el quinto campeonato de la franquicia en siete años. Aunque no siempre fue fácil ser compañero de Jordan, especialmente en 1995 cuando Su Majestad regresó con la mira puesta en recuperar su trono, Kerr ganó su respeto por su ética de trabajo y mentalidad competitiva.

Incluso protagonizaron un famoso altercado en un entrenamiento, cuando Jordan lo golpeó y Kerr respondió, pero aquel episodio no rompió la relación: al contrario, cimentó la confianza que MJ depositó en él en los momentos más importantes. Al final, ambos encontraron en el otro al compañero ideal para conquistar más títulos y agrandar la leyenda de los Bulls.

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Eduardo Solano

Desde que vi jugar a Michael Jordan por primera vez cuando era niño, me enamoré del mundo del deporte. Desde entonces, no he dejado de seguirlo, analizar estadísticas y profundizar en su historia. Con el paso del tiempo, comencé a escribir sobre deportes, debatir jugadas, estudiar estrategias y buscar siempre el contexto detrás de cada número.