El último recurso de New Orleans con Zion Williamson está funcionando

Juan Estevez

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Cuando todo parecía perdido para los New Orleans Pelicans en esta temporada NBA, los ahora dirigidos por James Borrego han comenzado a transformar esa desazón en un esperanzador presente.

Con su victoria de este lunes sobre los Dallas Mavericks por 119-113, New Orleans alcanzó su quinto triunfo consecutivo. Y aunque cuatro de esas victorias llegaron ante rivales menores -Houston fue el único de gran valía-, es innegable que los Pelicans muestran hoy una cara muy diferente a la de un par de semanas atrás, mientras llevan adelante lo que parece ser su plan de último recurso para rescatar la relación con Zion Williamson.

Desde su regreso a las canchas a mediados de diciembre, Williamson está ocupando una función que no conocía en su carrera: Borrego lo está utilizando desde el banquillo, en un rol claro de sexto hombre. Zion está teniendo participaciones que rondan los 20 y 25 minutos, sin que se haya mencionado una restricción específica que pudiera levantarse pronto. Sencillamente, esa parece ser el nuevo lugar del exDuke dentro de la rotación del equipo.

Suplente, con tramos de juego más cortos que de costumbre y tratando de separar sus estadías en cancha con las de Derik Queen, con quien es muy poco compatible en ambos costados del campo -sobre todo en defensa, donde ambos dejan mucho que desear-.

Williamson no solo parece haber aceptado sin problemas este rol, sino que además está brillando en él. El sábado pasado sumó 29 puntos y 7 tableros en 23 minutos durante la victoria ante Indiana, mientras que este lunes terminó con 24 tantos y 9 rebotes en 25 minutos durante el triunfo sobre Dallas.

Zion siempre ha sido capaz de producir estadísticas históricamente buenas en base a su participación. De hecho, todavía es el cuarto jugador con mayor promedio de puntos por minuto de todos los tiempos, solo por detrás de Michael Jordan, Luka Doncic y Joel Embiid.

El problema para Williamson es que esas estadísticas personales no siempre se han trasladado al éxito del equipo, además de los conocidos inconvenienes físicos que lo han marginado de más de 200 partidos a lo largo de sus siete temporadas en la liga.

Ahora, cuando su estadía en New Orleans parece estar peligrosamente cerca de terminar -incluso con rumores de corte, dado que su contrato no está garantizado-, los Pelicans acuden a un manotazo de ahogado para intentar mitigar esos defectos: la menor carga de minutos, en teoría, debería ayudar a su buena salud, además de buscar otros líderes que, desde lo deportivo, puedan generar más victorias que las que Zion ha podido lograr como la cara del equipo, incluso mientras ha estado disponible.

¿Seguirá funcionando el experimento de Borrego y compañía? ¿Veremos por fin a Williamson lograr algo de estabilidad? Las primeras señales son positivas, aunque con los antecedentes de estos años, es difícil no caer en el ver para creer  en lo que respecta al impacto de Zion y al éxito de sus Pelicans.

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