Los Dallas Mavericks están siendo una de las mayores decepciones del inicio de temporada NBA y las críticas llueven sobre una decisión en particular que ha tomado su entrenador, Jason Kidd.
A pesar de no tener experiencia en esa posición y de que el equipo fichó a D'Angelo Russell algunos meses atrás, Kidd le ha dado a Cooper Flagg, naturalmente un alero, la responsabilidad de ser el base de unos Mavericks que actualmente tienen récord de dos victorias y cuatro derrotas.
Al joven de 18 años, lógicamente, le ha costado esa transición. Ya no solo a la NBA en general, sino a una posición en la que, evidentemente, todavía no se siente cómodo. Sus primeros seis juegos, como los del equipo, no han estado a la altura de lo esperado para un primer pick del Draft: promedia 13.8 puntos y 3 asistencias con un 37% de campo.
Los Mavs, mientras tanto, aparecen con el peor ataque de toda la NBA: su rating de 104.5 puntos cada 100 posesiones rankea 30° alrededor de la competencia.
"Es una liga dura y es una transición. Honestamente, no he anotado los disparos ni he sido lo eficiente que me gustaría ser, pero seguiré confiando en mi trabajo. No estoy preocupado", comentó el joven luego del partido en México frente a los Detroit Pistons.
Lo cierto es que, a pesar de los resultados negativos, Kidd no abandona el plan y defiende su polémica decisión. En declaraciones reproducidas por el Dallas Morning News, el entrenador sostuvo que "hay un par de motivos detrás de utilizarlo como base. Uno es nuestra salud", haciendo referencia a la lesión del habitual base titular del equipo, Kyrie Irving.
"La otra parte de hacerlo manejar el balón es que esté preparado para esa presión cuando llegue el mes de abril y estemos jugando por algo más importante. Es una bendición que pueda tener esta experiencia temprano. Lo va ayudar para esta maratón".
Las declaraciones de Kidd suenan como una contradicción más dentro de un Dallas que no ha parado de dar mensajes opuestos desde la insólita salida de Luka Doncic. Por un lado, apuntando a una reconstrucción a largo plazo con Flagg como la nueva cara del equipo y, por otro, indicando que quieren dar pelea en el presente -como apunta la mención a abril y estar jugando por algo más importante (el inicio de los Playoffs)-.
El problema para los Mavericks es que deberán transformar esa ofensiva rankeada en el último lugar en una lo suficientemente poderosa como para competir en abril. Y todo, en apenas meses de diferencia, dentro de una Conferencia Oeste que no perdona ni da respiro.
El talento y el futuro de Flagg es indiscutible. Su utilización, hasta ahora, deja mucho más abierto el debate.
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