El movimiento que pondría a un seis veces All-Star en los Celtics

Eduardo Solano

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Los Boston Celtics atraviesan un verano de ajustes. Con Jayson Tatum en plena recuperación de una rotura en el tendón de Aquiles derecho, el equipo busca rearmar su rotación e identidad. Varias piezas del campeonato de 2024 ya no están y la directiva intenta equilibrar desarrollo y competitividad.

En ese contexto, surgió el nombre de DeMar DeRozan como posible refuerzo durante la temporada. La idea genera dudas sobre su compatibilidad, el costo y los plazos, pero también despierta interés por lo que puede aportar un jugador de su experiencia.

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El caso de DeRozan en los Celtics

DeRozan sigue siendo uno de los anotadores más confiables en media cancha. La última temporada promedió 22.2 puntos, 4.4 asistencias y 3.9 rebotes en 77 partidos con los Sacramento Kings. Su capacidad para generar tiros en posesiones lentas es un recurso valioso, especialmente cuando se necesitan puntos seguros en finales cerrados.

Con Tatum fuera, su presencia podría estabilizar los cierres de partido mientras el resto del plantel suma minutos de desarrollo. En el sistema de Boston, su habilidad para sacar faltas y atraer defensas en el poste medio abriría espacios para cortes, tiros abiertos y la creación secundaria de jugadores como Jaylen Brown y Derrick White.

También serviría como referencia ofensiva en la segunda unidad, evitando baches cuando el tiro exterior no funciona. Si su estancia se extendiera más allá de esta temporada, podría adaptarse a un rol puntual y enfocado en ciertos emparejamientos una vez que Tatum vuelva al máximo nivel.

Por qué Boston podría descartarlo

El camino más realista para un traspaso implicaría la salida de Anfernee Simons. Eso transformaría la operación de "sumar anotación" a "intercambiar tipos de creadores."

Simons ofrece más que volumen: con apenas 26 años, es una pieza a futuro, con capacidad de anotar desde el triple en volumen y atacar la pintura con penetraciones que obligan a la defensa a abrirse por completo. Ese tipo de gravedad ofensiva mantiene la cancha amplia y obliga al rival a cubrir cada rincón.

DeRozan, en cambio, se mueve mejor desde las zonas intermedias, donde la ayuda defensiva llega con mayor facilidad. Su falta de amenaza consistente desde el triple reduce el espacio y altera la dinámica que Boston ha perfeccionado. A lo largo de una temporada completa, ese cambio puede impactar en los esquemas y en la calidad de los tiros generados.

Mientras tanto, Simons encaja de manera natural en la filosofía de los Celtics: conserva la amplitud de la cancha, es más joven y puede crecer junto al núcleo. Su estilo mantiene a Boston como un equipo moderno y difícil de defender.

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Eduardo Solano

Desde que vi jugar a Michael Jordan por primera vez cuando era niño, me enamoré del mundo del deporte. Desde entonces, no he dejado de seguirlo, analizar estadísticas y profundizar en su historia. Con el paso del tiempo, comencé a escribir sobre deportes, debatir jugadas, estudiar estrategias y buscar siempre el contexto detrás de cada número.