FC Porto y Botafogo han decidido cortar por lo sano y despedir a sus entrenadores tras su paso por el Mundial de Clubes. En el caso del Porto, el despido de Martín Anselmi ha generado debate por el rendimiento paupérrimo del equipo en la competencia, mientras que la salida de Renato Paiva en Botafogo resulta desconcertante, considerando que el torneo para el club brasileño fue más que aceptable.
Martín Anselmi, joven técnico argentino, se había hecho viral este año por una respuesta sobre el uso de estadísticas en el fútbol: sin ser un fanático de los números, Anselmi recurre a los datos para medir aspectos como la eficiencia en la presión, la calidad de la salida de balón y la carga física de sus jugadores, siempre ligándolos a ideas tácticas claras y roles bien definidos.

Nada de eso se tradujo en resultados con el Porto, que firmó una actuación para el olvido: fue uno de los equipos más decepcionantes del Mundial de Clubes, empató dos partidos y perdió contra el Inter Miami. En la liga portuguesa, su equipo cayó 4-1 ante el Benfica y, en 21 encuentros, sumó un discreto 10-5-6. Pese a tener contrato hasta junio de 2027, la presión de los hinchas —que insultaron duramente a los jugadores a su regreso— y las críticas a la pizarra de Anselmi terminaron por sellar su salida.
Lo de Renato Paiva en Botafogo es aún más difícil de entender. A pesar de vencer nada menos que al PSG, campeón de la Champions League, la eliminación ante Palmeiras en octavos de final y un puesto de media tabla en el Brasileirao bastaron para poner fin a su ciclo.

Paiva deja al equipo con un registro de 12 victorias, 8 derrotas y 3 empates en 23 partidos, y con el pase asegurado a los octavos de la Copa Libertadores 2025, donde Botafogo se medirá con Liga de Quito.